Plural, nombres comunes, sustantivos y adjetivos derivados de antropónimos

RecGuion1    Cuando se emplean en plural los antropónimos para referirse a varias personas que se llaman del mismo modo, tanto los nombres de pila como los apellidos deben conservar la mayúscula que le es característica: ¿Cuántos Fernandos conoces?; En mi empresa hay muchas Cristinas; Los Pérez serán los primeros en examinarse.

    Los antropónimos que se utilizan como nombres comunes para designar genéricamente el rasgo más característico o destacable del referente original se escriben con minúscula: Mi tía es una celestina tenaz; Su hermana se convirtió en su mecenas; Siempre vas de quijote por la vida; Sus maneras son las de un vulgar casanovas; Ese chico es un adonis. No obstante, si su empleo con este valor es aún ocasional y no se ha generalizado, tiende a mantener la mayúscula: Y eso, quizás, es lo que paraliza al juez, lo que le tiene hecho un Hamlet desde que le cayó el asunto en suerte. Cuando se generaliza su empleo como nombres comunes, acaban siendo registrados por el diccionario, señalándose su originaria condición de nombres propios en la etimología.

    Los nombres propios pluriverbales presentan, en estos casos, mayor resistencia a la minusculización, y lo más habitual es que se mantega su escritura en varias palabras y con mayúscula inicial: Se comportó como una auténtica Juana de Arco; Hay muchas Teresas de Calcuta trabajando abnegadas en países pobres. Pero, cuando se generaliza su empleo como nombres comunes y pasan a comportarse prosódica y gráficamente como una sola palabra, se escriben con minúscula: Mi padre, de joven, era un donjuán; En Navidad las calles se llenan de papanoeles; Somos un país de sanchopanzas comodones; No hay cosa más molesta que esos pepegrillos (o, en España, pepitogrillos) que siempre te dicen lo que tienes que hacer.

    En español, a diferencia de lo que sucede en otras lenguas, los sustantivos y adjetivos derivados de antropónimos, por su condición de adjetivos o nombres comunes, se sujetan al uso general y se escriben siempre con minúscula: taylorismo (de Taylor, ingeniero estadounidense); picassiano (de Picasso, pintor español); zapatista (de Zapata, caudillo revolucionario mexicano).